domingo, 2 de diciembre de 2012

Dah.

No sabía si era cansancio, no sabía si era el hecho de estar harta de todo lo que ocurría a su alrededor, no sabía si era el hecho de saber que las personas que le hacían sentir bien estaban lejos, no sabía nada. Tenía ganas de desaparecer, de no ser encontrada nunca, y de no volver. Huir, a pesar de que sabía que era una decisión cobarde. La más cobardes de las decisiones. Pero esa tarde, no era completamente ella, se sentía vacía, opaca, casi dormida pero sin querer dormir. Quería dejar de seguir fingiendo, quería dejar de no ser ella completamente. Estaba rodeada de mentiras, de gente hipócrita. Ella sólo quería huir.
Decía no temerle a nada, ella era valiente, ella era fuerte, honesta. Ella era un prototipo perfecto de mujer. Comprensiva, humilde y todo lo que pudieras imaginar, pero no era ella, era una mentira creada por gente que creía conocerla. Ella no buscaba comprender a todo el mundo, ella no quería ser fuerte, era débil como todos, pero sin embargo nunca lo demostró, y si lo hizo no fue a más de dos personas. 
No era capaz de gritar, de sacar su propia voz. No era capaz de decir lo que realmente sentía. Siempre le daba la razón a los demás. Callada, sumisa. Estaba harta. 

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